Y 7…
Hoy empiezo por la despedida porque quiero acabar este artículo en lo más alto,así que mejor si empiezo ventilándome las formalidades. Ésta será la última entrega de la guía emocional del autor de webcómic, al menos por una buena temporada, quizás algún día tenga la necesidad imperiosa de actualizarla o, mejor aún, ampliarla, pero de momento lo dejaremos aquí. ¿El motivo? Pues porque en algún momento hay que parar, esto ha sido una experiencia puntual, muy grata en todo momento, pero no me veo haciendo este tipo de artículos ad eternum y, joder, porque ocupa mucho tiempo y quiero seguir haciendo cosas, cosas nuevas.
Pero me gustaría pensar que aquí se han tocado bastantes temas, el miedo a empezar, el dibujo, el guión, la periodicidad, la promoción… Muchas de esas cosas que son importantes en un webcómic, siempre desde un punto de vista personal y sin sentar cátedra, invitando implícitamente a la reflexión, a que cada uno saque sus propias conclusiones. Y hoy vamos a tratar algo un poco raro pero maravilloso, quizás me he dejado lo mejor de todo esto para el final, cuando has hecho todo lo que hemos explicado en las entregas anteriores y te das cuenta de que tu webcómic…
- Esta vivooooo!!! Mwuahahahawahhh!!!
Esto es jodido de explicar sin que me toméis un poco por loco pero es la puta verdad. Si estás haciendo un buen trabajo, si estás creando algo realmente grande, te darás cuenta que lo que haces llega a un punto en el que cobra vida propia, dentro de ti, sí, pero también dentro de los lectores. Está pasando algo muy curioso… Todo un fenómeno. Has creado vida.
Pero eso no es instantáneo, te darás cuenta de que está vivo cuando las historias anden solas… Cuando tú seas el primer interesado en saber qué le pasará a tus personajes. Cuando puedas hacer algo tan simple como coger dos personajes, meterlos en una situación y casi sin pensar… Voilà! Problema resuelto.
Pondré un ejemplo.
Cojo a Detritus y a Padme y los pongo a jugar al Paintball. Sé que uno será un jugador rastrero, de los que te disparan por la espalda, sé que la otra empezará a disfrutar cuando cambie la pinturita por munición real. Sólo me falta finalizar el gag, escoger las palabras… Pero esto que he dicho ahora no lo he pensado, ha sido automático, tiempo de desarrollo de la idea, 10 segundos, palabra. Esos personajes están vivos, yo me he limitado a deducir lo que podrían hacer, no es un gag todavía pero he avanzado mucho el trabajo.
Otro síntoma de que tu webcómic está vivo es el día a día. El día a día se folla a tu planificación con una alegría absoluta, y tú encantado. Empieza la semana… Tienes en mente 4 tiras para hacer, pero al llegar el viernes te das cuenta que de las 4 preparadas sólo has hecho 2, y encima una de ellas la has cambiado sustancialmente. Las otras 2 tiras que has hecho son completamente nuevas y han aparecido por arte de magia, se han colado en tus planes sin que nadie las haya invitado. Me explicaré.
Cuando empecé en todo esto yo tenía una pequeña lista de tiras, iba dibujándolas en orden más o menos caprichoso… Independientemente de lo que me rodeaba. Ahora eso ya no es así. Ahora las tiras ya no son un pequeño mundo, ahora son mi mundo, todo lo que pase a mi alrededor lo juzgaré en clave El Sistema D13. Cualquier hecho puede ser reinterpretable y transformable en material para la tira, el mundo real puede ser tergiversado y usado, una conversación con mi pareja, una noticia televisiva, un capítulo de una serie y, por supuesto, los comentarios. No quiero decir que copie ideas de ahí, que también, digo que son el detonante.
Tú haces una tira, la gente la comenta, y un comentario cualquiera puede generar una nueva tira que quizás cuando la publiques ya no tenga nada que ver con el comentario que la motivó, pero su origen, difuso, está ahí. De hecho cuando la acabas ya ni te acuerdas de donde sale pero su origen seguirá siendo el mismo. Lo que está pasando es que estás todo el rato pensando en tu tira, sacando ideas de cualquier lado, sin parar, y tus lectores también alimentan tu creatividad con sus comentarios. Y una cosa es segura, cuanto más pienses acerca de lo que escribes mejor será lo que escribas. Si te pones a pensar una vez a la semana, pues eso, pero si estás pensando todo el rato, pues te darás cuenta de que mentalmente habrás hecho 25 gags, de los cuales sólo escribirás 3, pero habrás aprendido algo de los otros 22. En realidad gracias a este proceso tan dilatado de creación resultará que de 25 ideas para tiras habrás escogido las tres mejores, y eso es mucho seleccionar. Hay que asumir que muchas tiras nunca existirán, y lo siento mucho porque no os las puedo enseñar ya que ni tan siquiera están dibujadas, pero yo he aprendido mucho de todas ellas.
Voy a hacer un ejercicio de honradez, así, en directo… Buscaré en libretas antiguas anotaciones sobre tiras que nunca han existido.
- Tengo una tira rolera de Padme con 3872 orcos (esa ha mutado, pero saldrá algo sobre ello).
- Tengo otra de cuando mi sobrino fue a ver Disney on Ice, esa desapareció.
- Para la huelga general tengo pensadas dos tiras, aunque sólo saldrá una, aún no sé cual. Y no descarto que me venga a la mente una tercera que desbanque a las otras dos.
- Hay una tira 349 en la que Paloman no moría… Lo que al final la cambié.
Todo esto se quedó por el camino… Podría seguir, la lista es muy larga. Tiras que llegué a considerar, tiras con finales alternativos, tiras que simplemente se pensaron y en breves instantes se descartaron. Es todo un mundo, mi mundo.
Y en todo este ir y venir de ideas es cuando te das cuenta de que no sólo tu webcómic está vivo, es que tú mismo te sientes vivo como autor… El miedo inicial al vacío, el clásico “¿y si me quedo sin ideas?” se ha convertido en pura adrenalina creativa. Mañana hay que sacar una tira y no tienes nada pensado (bueno, sí, siempre tienes algo pensado, pero no tienes nada pensado para dibujar mañana, es un matiz curioso pero creo que los autores me entenderéis, hay tiras para el futuro y tiras para mañana, y no, no son exactamente lo mismo), pues eso, no tienes nada pensado para mañana, el tiempo apremia… Pero te da igual. Vas a hacer una tira, y la vas a hacer bien, sin tiempo, sin inspiración aparente, ¿cómo es posible? Porque dominas el medio, porque dominas tu puta tira, porque dominas tus personajes y tú pones las reglas. Es inexplicable, es maravilloso, y funciona. Te has convertido en un funambulista tan cojonudo que ya no es que no te da miedo pasearte por encima del cable sin red, es que encima te gusta. Eres el Indiana Jones del webcómic… Puedes enfrentarte al peligro, coger el ídolo, salir por patas, y acabar dándole un beso a Marion. Te metas en el lío en el que te metas vas a salir airoso. Y mirarás atrás… Y verás que hay muchas tiras, muchas páginas, y todas ellas son importantes.
Todas estas sensaciones no suceden cuando empiezas porque tus personajes aún no están vivos. Si ahora empezara un webcómic nuevo, con personajes nuevos, no sentiría la emoción de tener a mi cargo un grupito de amigos, serían todos unos desconocidos. Me la pela que seas muy experto, independientemente de que el concepto de tus personajes sea genial, hagas lo que hagas necesitarás un rodaje, por mucho que definas tus personajes (y de hecho debes definirlos) sólo empezarán a tomar sus propias decisiones cuando tengan algo detrás. De tu buen hacer dependerá que te cueste más o menos pero es vital este bagaje para hacerlos crecer, y también lo es para el lector, el lector necesita leer un poco para disfrutar de tus personajes, un personaje nuevo es un desconocido, un personaje viejo puede ser tu amigo (o tu mejor enemigo) y ya no provoca indiferencia.
Batallita. Lo explicaré mil veces y seguirá fascinándome, cuando maté a Paloman el primer sorprendido fui yo… Un lunes pensé una trama en la que Paloman iba al hospital pero en la que NUNCA moría, el martes pensé en dos finales posibles, y el jueves ya estaba muerto. Joder, lo estaba dibujando y ni yo me lo creía, estaba pasando delante mío, mis propios personajes me estaban sorprendiendo. Por eso es tan cojonudo que en tus historias pasen cosas, porque cada una de esas cosas hará más grandes a tus personajes y un día, sin darte cuenta, andarán solos.
Justamente ayer me encontré el siguiente tweet.
Me encantó.
Obviamente soy consciente de que tengo un pasado, que ya llevo una buena temporada currando en El Sistema D13 y llenando libretas con Padmes, 13s, Detritus, Palomanes… Pero cuando ves que un lector se toma la labor de leerte como algo de consideración, primero sientes agradecimiento a quien te dedica parte de su tiempo, pero luego te sientes orgulloso porque has creado algo. ¡Tienes obra, joder! De vez en cuando aparece un comentario que dice “Acabo de descubrir este webcómic, me he leído todas tus tiras y…” cada vez que pasa eso me asoma una lagrimita… Porque sé muy bien que leérselo todo cuesta (¿alguno que se lo haya leído de un tirón recientemente? ¿cuánto se tarda?), y porque sé que si lo han hecho es porque les gusta lo que leen. Sólo por ese momento en el que alguien valora tu obra completa ya vale la pena hacer un webcómic.
Y con la cabeza bien alta. Piensa que por muy malas que fueran algunas de tus tiras, por muy imperfectas que te puedan parecer ahora cuando echas la mirada hacia atrás, todas ellas te han llevado hasta aquí, y si todo va bien, el trabajo del que ahora te sientes tan orgulloso deberá ser pobre en comparación con lo que puedes ofrecer en un futuro. Eso significa que cada una de tus historietas ha sido necesaria, así que mejor si los valoras un poco. Son tu obra. Sé exigente pero nunca reniegues de tu pasado creativo, él te ha convertido en lo que eres.
De hecho, cuando estés haciendo tu webcómic te debes sentir vivo, feliz de hacerlo, pero, sobre todo, debes sentir la misma energía que el primer día. Si pierdes la ilusión por lo que haces tu trabajo se resentirá. La cuestión entonces es ¿puedes obligarte a sentir ilusión por lo que haces? En mi opinión, sí, pero requiere esfuerzo… Tienes que dar siempre el máximo, hagas lo que hagas debes estar siempre en tu mejor momento. Esa es la clave de la ilusión, si por un instante piensas que antes lo hacías mejor esfuérzate para volver por donde solías o cierra el chiringuito porque lo estarás perdiendo todo. Yo no diré hasta que punto somos artistas, pero sí diré que tenemos mucho de artesanos, y por eso mismo la experiencia es un valor y debemos mejorar, SIEMPRE. Si tu trabajo va hacia atrás, detente, has descarrilado.
Sentir que el trabajo de uno progresa y hacerlo con ilusión, ese es el secreto para disfrutarlo.
Muchas gracias.